El grupo despierta en la mansión de Alhigas tras descansar bien a gusto por la noche. Durante sus sueños, el Viejo en el Umbral se aparece a los tres héroes para indicarles que la ponzoña de Vorrani sigue extendiéndose por el Río Dragma.

Por la mañana, sopesan qué hacer en la Ciudad flotante. Aslindo parece deprimido, ya que teme que todo esto no sirva para nada, pero tanto Jaafan como Maromi le animan a enfrentarse a lo que esté corrompiendo al Consejo de los Siete.

Alhigas Berbentus aparece en el pórtico de su casa para llevar a los Salvadores de Nasbel fuera de la ciudad. Mientras tanto, Aslindo hurga en el estudio de Alhigas y encuentra una nota con las suposiciones de su amigo; efectivamente, Alhigas también sospecha que Osornus fue asesinado y que quienes están detrás son Daphidria y Arlen. Sin embargo, cuando Alhigas insta a los héroes a marcharse, la negativa de Jaafan y Aslindo despierta las sospechas de los misteriosos y artificiales acompañantes de Alhigas, conocidos como Piler y Miler.

Cuando está claro que no van a abandonar la ciudad, Piler y Miler se transforman en estatuas articuladas y, junto a los otros dos mayordomos mecánicos, se enfrentan al grupo. El combate finaliza rápidamente y capturan a Alhigas, que suplica a los héroes que se rindan y se larguen de la ciudad. Antes de que puedan hacer nada más, el joven dirigente pronuncia una frase en clave que avisa al resto del Consejo de los Siete, que estaba esperando en el exterior, para que intervengan.

Xyloth Xenudar muestra su desprecio abiertamente hacia Aslindo y les condena a ser juzgados por un tribunal. Pero antes de que se los lleven, Aslindo muestra la nota que había encontrado en la mansión. Arlen y Daphidria, presentes también, intentan desviar la atención del arcanista, pero Xenudar tiene mucha inquina hacia Aslindo. Decide encerrarlos en las mazmorras del Palacio de los Siete mientras sopesa qué hacer con ellos.

Mientras tanto, en las celdas, el grupo recibe la visita de Arlen Nuvok. Desesperado porque sus tejemanejes salgan a la luz, ofrece sacarles de la ciudad y un pago en 10.000 Monedas más un mapa del tesoro. Aslindo se resiste y rechaza el pago, a lo que Arlen se larga decepcionado. Poco después, un misterioso gnomo emerge de las sombras: un tipo con la piel curtida por la batalla, de tonalidad cinérea y que gusta de fumarse un buen puro. Pregunta a los prisioneros quién es Aslindo Morrotinto, y tanto Aslindo como Jaafan apuntan a la celda dónde se encuentra Worver.

El tipo se acerca a Worver y le clava la espada en el costado, sin mayor esfuerzo. Worver cae al suelo, fulminado, y tanto Jaafan como Maromi intentan atacar al tipo con sus poderes mágicos. Sin embargo, parece que su arma es mágica y absorbe los conjuros. Antes de desaparecer, el gnomo asesino les desea un buen día y se esfuma en una bomba de humo gris.