Taciturnos moradores de salones chapados en oro, de cuevas ignotas y de sistemas cavernarios peligrosamente complejos, los enanos afirman haber nacido de rocas arcaicas, y así viven sus vidas. De pensamiento cerrado, avaros y poco dados a aceptar a los extranjeros, estos humanoides forman sus ciudades estado y sus leyes lejos del resto de los mortales, pero cuando han tenido la necesidad de relacionarse con otros seres, han aceptado a regañadientes.
No llegan a superar el metro cincuenta de estatura, pero son de robusta constitución. También son peludos, y lucen con orgullo sus rizadas barbas y cabelleras, de colores ocres y oscuros como la tierra que les vio nacer. A pesar de que pueden llegar a vivir más de tres siglos, la vida en las minas es muy peligrosa.