Envuelta en algas, coral y diversos atavíos marinos, es una misteriosa mujer de altura inhumana y rasgos físicos imposibles. Tiene el cabello de color cyan y su piel emite un aura azulada que amodorra con sólo fijarse en ella. Sus ojos de color gris están adornados por unas gafas coralinas de color naranja pálido.
Debido a su personalidad distraída, Acedia nunca mostró interés por los motivos de su creación o sus responsabilidades; prefería estar flotando entre nieblas oníricas. Molesta por la pasividad de su hermana, Superbia obligó a Acedia a unirse espiritualmente a la enorme sierpe marina, Leviatán, para que se ocupase de controlar los devastadores ataques de ira de la criatura.
Tras esa pequeña confrontación, Acedia no ha tenido más trato con sus hermanas salvo el necesario. Dedica su existencia a surcar las corrientes marinas atada a su responsabilidad, el Leviatán.
Fue invocada por el lamento de Lydia Amovia tras la muerte de sus hermanos hidrianos. Mediante un conjuro umbral, trasladó las almas de Lydia y su gente a una Isla Espectral en medio de la Umbra profunda.
La líder del clan del Viento de Acero, Iris Martínez, ordenó encontrar a Acedia para solicitar su ayuda en la lucha contra sus hermanas. Invitia, que en ese momento se hacía pasar por aliada, tendió una trampa a Acedia y consumió su esencia, haciendo suya el poder del Leviatán.